Se llama "mente del mono" a esos pensamientos que saltan de rama en rama, parando sólo para rascarse, escupir y aullar.
Desde el remoto pasado hasta el ignorado futuro la mente se columpia frenéticamente por los confines del tiempo, abordando decenas de ideas por minuto sin control ni disciplina alguna.
Esto en sí no supone necesariamente un problema,; el problema es el estado de ánimo que acompaña al pensamiento. Las ideas alegres te ponen de buen humor, pero de golpe vuelves a la preocupación obsesiva y estropeas el asunto; y entonces recuerdas un momento de indignación y te vuelves a acalorar y cabrear.
Al fin y al cabo somos lo que pensamos. Los sentimientos son esclavos de los pensamientos y uno es esclavo de sus sentimientos.
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