El conejo de campo tiene un pelaje espeso y lanudo, con coloración variable del pardo al gris, con tonos amarillentos en partes occipitales y en los pies y el vientre blancuzco. Su cabeza es redonda y sus ojos grandes y negros, muy laterizados. Se caracteriza sobre todo por sus largas orejas, muy grandes y estrechas, de hasta 7 cm, más cortas que las de la liebre común y con una banda negra. Su cola es una característica borla, completamente blanca por debajo, que se distingue fácilmente cuando el conejo huye. Las extremidades posteriores están más desarrolladas que las anteriores y no presenta dimorfismo sexual. Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico.
Una manera fácil de distinguir al conejo de la liebre, aparte de su menor tamaño, es plegando las orejas hacia delante: en el caso del conejo no sobrepasan el borde del hocico.
Mide de 33 a 40 cm entre la cabeza y el cuerpo, y tiene una cola de 4 a 6 cm. Su peso es de 1,5 kg aproximadamente.
Vive en praderas secas, linderos de bosques, parques, etc. En montañas llega a vivir hasta los 1.500 m de altura, aunque es más bien una especie típica del monte y matorral mediterráneo. Es muy adaptable, aunque evita los grandes bosques. Requiere un suelo donde pueda excavar.
Se desplaza a pequeños saltos. En caso de alerta, el conejo se levanta sobre sus patas traseras (consigue una visión de 360º), con las orejas erguidas, preparado para la huida.
Es fundamentalmente vegetariano, en general se alimente de toda clase de plantas, preferentemente sus yemas, hojas, cortezas, frutos y bayas silvestres.
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