Un termo es un objeto que sirve para conservar sustancias a una determinada temperatura sin que influya en ésta la del ambiente. Lo utilizamos habitualmente para transportar líquidos y alimentos, para poder degustarlos calientes en cualquier momento, pero ¿sabes a quién se debe la invención de tan peculiar recipiente?
Se atribuye el invento del termo al físico y químico escocés Sir James Dewar. Él fue quien lo patentó en 1892 -mientras trabajaba en la Universidad de Oxford- con la idea inicial de conservar sueros y vacunas a una temperatura estable. Algunos años después, en 1904, la compañía alemana Thermos GmbH. ‘Thermos’ –palabra que significa calor en griego- fabricó las primeras vasijas de este estilo para uso comercial.
Se atribuye el invento del termo al físico y químico escocés Sir James Dewar. Él fue quien lo patentó en 1892 -mientras trabajaba en la Universidad de Oxford- con la idea inicial de conservar sueros y vacunas a una temperatura estable. Algunos años después, en 1904, la compañía alemana Thermos GmbH. ‘Thermos’ –palabra que significa calor en griego- fabricó las primeras vasijas de este estilo para uso comercial.
Los termos son eficaces en el aislamiento térmico gracias a su doble pared -entre las dos caras se hace un vacío- y a su cierre hermético. Tres principios relacionados con el calor convierten a estos útiles un invento excepcional: convección, conducción y radiación.
Aunque tradicionalmente los termos se han hecho de cristal, actualmente son muy populares los de metal, más duraderos que los anteriores. En cuanto al diseño, los hay de muchos tamaños, formas y colores.
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